Una de las más bellas imágenes que pude captar fue esta, en el Oceanográfico de Valencia. Estaba en la zona ártica cuando de repente una de las belugas del acuario se acercó a un niño que se apoyaba en el grueso cristal. La conexión era increible, incluso ponía los pelos de punta. La cara de aquel niño estará siempre en mi retina porque trasmitía una felicidad inmesa como la de aquel precioso animal que parecía devolverle la sonrisa. Un momento irrepetible y digno de ser captado por una cámara, la mía. ¡SALUDOS!
Doy fe de ello, que yo estaba allí y lo pude ver ;) Muy xuli la foto!!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras referente a mi madre. Quisiera decirte hijo mio que ojala el problema vuestro tenga pronta solución, y de la mejor forma posible.
ResponderEliminarReferente al blog ojala sigas publicando fotos y noticias varias para deleite de todos.
Animo miguel Besoso